viernes, 8 de febrero de 2008

Roma


Al igual que sucedía con Grecia, tampoco se conocen dibujos realizados en Roma. Como en otras actividades (escultura, pintura y arquitectura) los romanos imitaron a los griegos, pero introdujeron además un nuevo ingrediente: el sentido práctico, sentido que presidiría todas sus creaciones y se antepondría a la pura belleza idealista de los griegos. Roma jalonó su imperio de vías y acueductos y le dio gran importancia al retrato. Sus emperadores promovieron el arte como un medio de propaganda no como un fin en sí mismo. En este contexto la pintura tenía carácter decorativo: pintura mural. Probablemente se practicaría el dibujo del natural con asidua frecuencia, dada la importancia que se le dio al retrato. Observando los murales de las ciudades de Herculano y Pompeya, aun se puede advertir la similitud entre los rasgos de los personajes representados y los de los pobladores de las ciudades italianas de la actualidad. En cuanto a la técnica, las pinturas solían ser realizadas con ceras, es decir, a la encáustica. Los dibujos debieron ser efectuados, como en Grecia, con puntas de plata o de plomo, sobre pergaminos o tablillas de madera preparadas con polvo de hueso, procedimiento éste descrito por Plinio en su Historia Natural y por Cennino Cennini en su Libro dell’arte (manual para artistas) un milenio después (1390).

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