miércoles, 27 de febrero de 2008

grafito y tinta/papel


"Los Álvarez Quintero han traído al arte dramático -y esa es su originalidad- un perfecto equilibrio entre el sentimiento individual y el sentimiento colectivo, entre la persona y la sociedad". Azorín


AUTORRETRATO

Fuimos... entre espigas y olivares:

el uno esperó al otro en la lactancia,

y en el primer pinito de la infancia

ya escribimos comedias y cantares

Después... libros, y novias y billares

(¡memorias que ilumina la distancia!)

luego... una juventud cuya fragancia

envenenan agobios y pesares.

Fuimos... cuanto hay que ser:

covachuelistas,estudiantes, "diablillos",

editores,

críticos, "pintamonos", retratistas..

.Y hoy, como ayer, sencillos escritores

que siguen, a la luz de sus conquistas,

sembrando sueños por que nazcan flores

sábado, 23 de febrero de 2008


Tú,que no te acabas por el hoy constante.
Tú ,más alta que tu sombra,
Tú ,inabarcable siempre
Tú ,niebla transparente
Tú, siempre presente.

Yo, besando tú instante.


.....constante sombra
siempre transparente,
presente instante.

lunes, 18 de febrero de 2008

viernes, 15 de febrero de 2008

Pessoa

RENIEGO
...Reniego, lápiz partido,Todo cuanto deseé.
Y no soñé ser servido
De ir a donde nunca iré.
Paje embutido en harapos
Del triunfo que otros tuvieron,
Yo podré amar estos trapos
Por ser cuanto a mí me dieron.
Sabré, príncipe mendigo,
Coger, con la buena gente,
Entre el ondear del trigo
La amapola inteligente.

jueves, 14 de febrero de 2008

Pessoa

Para ser grande, sé entero:
nada tuyo exageres o excluyas.
Sé todo en cada cosa.
Pon cuanto eres
En lo mínimo que hagas,
Por eso la luna brilla toda
En cada lago, porque alta vive.

grafito/papel 2008


sábado, 9 de febrero de 2008

Poca gente conoce la verdadera naturaleza del placer que significa dibujar. Muchos creen que ese gusto radica en el gesto anatómico, en el movimiento comedido de la mano, en el dominio de una técnica o en el uso de determinados materiales. El placer que genera el dibujo no reside allí, en la mecánica ; reside en la posibilidad cierta de objetivar ideas sin pasar por el tamiz del lenguaje. Según esta afirmación, el dibujo es otra de las formas que asume el pensamiento para hacerse presente entre nosotros y en nuestras vidas. No cultivarlo ni darle cabida a su existencia es sencillamente borrarnos una manera de pensar las cosas del mundo más transparente y menos intervenida que la generada por las vueltas del estamento lingüístico. En este sentido el dibujo es toda una forma de conocimiento cuya naturaleza se nos presenta alterna y paralela a las palabras. Tanto es así que su presencia (como toda verdadera institución intelectual) goza de una estructura capaz de dar cuenta de lo percibido, de lo que nuestra curiosidad nos llama a conocer a través de él. Con el dibujo sucede que pocos son capaces de percibir su lógica formal, y muchos menos son los dotados y entrenados para recrearla. El dibujo tiene una lógica que no está hecha de silogismos ni de fórmulas absolutas que se cumplen a priori; tiene una lógica de la sensibilidad, de la expresión y de la captura del instante. Quizás, por no haber comprendido nunca esta lógica, el común de los mortales ha visto —y ve— en el dibujo apenas un recurso preparatorio para artes «mayores». De tales producciones magnas se valora su supuesta presencia acabada, indiscutible, absoluta; no su carácter de boceto o de idea. En el discurso del dibujo lo importante no es la completitud de la obra. Lo verdaderamente importante radica en la capacidad de análisis que tenga el artista frente a su percepción de los objetos para generar una o varias imágenes que den cuenta del pensamiento en plena actividad de conocer.
Por todo lo dicho, por haber propuesto que el dibujo es más una instancia intelectual que un estado de preparación artística, por haber afirmado al dibujo como un lenguaje y no como un mero proceso técnico, nos encontramos con que el fin de quien dibuja es traducir el mundo a imágenes, reducirlo a los mínimos recursos expresivos y comunicativos, y ponerlo a vivir en el reino eterno, mudo y cualitativo del lenguaje dibujístico. En el fondo se trata de una operación semiótica en la cual se convierte a los objetos en signos. Reflexionar sobre esta operación resulta algo común si se trata del mundo de las palabras. Donde esa reflexión no resulta común es en el ámbito de los dibujos y de las imágenes. El mundo de la mirada es un espacio que se nos perfila absolutamente natural y, por lo tanto, libre de análisis. Es como si el mundo visual, por evidente, no mereciera atención. Quizás porque concebimos la mirada como algo dado y absoluto (sólo los ciegos pueden concebirla de otra manera) nos resulte imposible no trivializarla. Precisamente el dibujo ha sido la víctima más sentida de ese proceso trivializador. No sólo se le ha concebido como un arte preparatorio, sino que se le ha negado su naturaleza visual. Es un lugar común muy difundido el hecho de creer que quien dibuja «tiene una mano prodigiosa» capaz de copiar lo que se le pose enfrente. Esa creencia popular constituye un ejemplo de cómo se le niega al dibujo el ser producto de una conjunción entre el ojo y el cerebro, entre la mirada y la mente; en pocas palabras: el ser producto de un acto perceptivo. Tal vez esa mitología que afirma al dibujo como un arte descerebrado y puramente manual se deba a que quien dibuja tiene la capacidad de reproducir la imagen de un objeto sin que éste se encuentre presente. Lo que ignoran esos creadores de mitos es que, en su virtualidad expresiva, el dibujo no tiene por qué tener modelos reales y presentes. Todos tenemos en la memoria la síntesis de los objetos que hemos percibido, conocido, medido y experimentado. Por tanto podemos tomar, cuando queramos, un trozo de grafito y dibujar un árbol, una mesa, una silla o lo que nos dé la gana. En estos términos el dibujo funciona como un resumen de nuestra experiencia visual acumulada a lo largo de años concibiendo a la visión como una actividad completamente voluntaria. Alguien educado visualmente puede incluso dibujar sin soporte ni materia. Ese alguien puede encontrar puntos en el espacio y unirlos con la sola voluntad de su mirada, convirtiendo así al dibujo en una experiencia virtual. Eso fue lo que hicieron los hombres de la antigüedad cuando vieron el cielo y crearon las constelaciones... Ellos descubrieron que el mundo podía resumirse a signos a los cuales se les podía adjudicar un valor comunicativo. A nosotros nos ha tocado codificar ese proceso que fue durante siglos asumido como algo natural e inmanente a lo humano.
"Dibujar es representar en una superficie la figura de una cosa por medio del lápiz, la pluma etc."También existe otra acepción: "dibujar es trazar, describir una cosa con palabras".
Una de las satisfacciones que produce el acto de dibujar es la de “presenciar”, vivir en presente, actualizar nuestros sentidos, nuestra percepción y nuestra capacidad de observación. El dibujo nos enseña a ver; es un instrumento del descubrimiento.
. Cuando se dibuja a una persona se ha visto realmente su cara. Tal como dijo uno de mis alumnos, “creo que nunca había mirado de verdad la cara de nadie hasta que empecé a dibujar

Aunque, por lo general, no hay aprendizaje sin motivación, a los que nos gusta enseñar olvidamos con frecuencia incidir en este aspecto. Es probable que el propio gusto personal por lo que enseñamos nos impida pensar que muchos alumnos no encuentran la motivación intrínseca que para nosotros es tan evidente. Sin embargo, también es verdad que el entusiasmo del profesor por su asignatura incide positivamente en la respuesta de los alumnos.
Otro de los objetivos que nos pueden ayudar como herramienta es hacer comprender a los alumnos la necesidad de un conocimiento profundo y exacto de la disciplina.
En un momento en el que los medios de comunicación social ponen el mundo a nuestro alcance, creemos que se ha llegado a una actitud poco deseable que desemboca en la creencia de que sabemos de todo porque todo nos es familiar. Y aquella incitante sensación de curiosidad por lo desconocido se ha ido desvaneciendo en el niño y en el adulto. Por ello, este objetivo pretenderá demostrar que no sabemos porque conocemos superficialmente. Demostrar también que el profesor no lo sabe todo y que esta constatación le congratula porque le permite seguir aprendiendo. Situándonos así con cierta perplejidad ante la increíble riqueza del descubrimiento, podremos llegar a comprender que no conocemos y que el conocimiento tiene tal cantidad de matices y enfoques que siempre puede ofrecernos problemas nuevos.
el dibujo representa una de las manifestaciones más sobresalientes del hombre, en cuanto constituye una vía de comunicación universal, común a toda la sociedad humana
De un modo u otro, el dibujo tiene que ver con el primer punto, la primera línea, la primera mancha el primer trazo. Está unido al primer pensamiento, al origen y a la esencia del acto creador
Recordemos que se puede hacer una distinción entre los tipos de dibujos, atendiendo a su finalidad: 1º, esbozos preparatorios o apuntes, distintos de la obra artística final, encaminados a la consecución de la misma; 2º, dibujos estructurales que se efectúan directamente en la obra para después trabajar sobre ellos; 3º, trabajos realizados con las técnicas de dibujo, con valor independiente y autónomo.
Del dibujo se ha afirmado que es un instrumento de conocimiento, de aproximación a las cosas. Una vía de comunicación y un acto vital, necesario, que permite registrar, desde la infancia, la experimentación gestual del cuerpo. Se lo ha asociado también a las otras formas de expresión artística, poniéndolo como base de las mismas, al tiempo que se ha afirmado su autonomía como género independiente en el conjunto de los lenguajes universales del arte.
"Sócrates(470-399 a. C.), el gran preguntón, tenía como método filosófico de investigación y enseñanza la mayéutica, esa búsqueda de la verdad y del conocimiento por medio de preguntas, que permite saber si lo que engendra la reflexión del estudiante es una apariencia engañosa o un fruto verdadero. El filósofo griego aprendía con las personas con las que conversaba. Hacía preguntas dando a entender que no sabía nada y de esta manera lograba que su interlocutor tuviera cambios en su propio razonamiento.

retrato David Padilla






retratos David Padilla






retratos David Padilla






retratos David Padilla





retratos por David Padilla






retratos por David Padilla